Por Johanna Panebianco
En estos años hemos sido testigos de un cambio que expresó la sociedad, y si bien ha habido avances en el reconocimiento y defensa de nuestros derechos como mujeres y desterramos algunas desigualdades a las que históricamente nos hemos visto sometidas, aún no es suficiente. Falta y mucho.
Falta porque es un cambio profundo y cultural. Falta porque todavía hay inequidad y porque a nosotras todo nos cuesta más. Y si es en un contexto vulnerable mucho más.
Falta y va a seguir faltando en la medida que el Estado llegue tarde. Solo en los dos primeros meses de este año fueron 63 las mujeres víctimas de femicidio, una cada 23 horas, y 88 las niñas y niños que perdieron a sus mamás como consecuencia de la violencia machista.
Por eso, debemos seguir trabajando por todo lo que falta, para que a las nuevas generaciones les resulte más fácil que a nuestras abuelas y madres. Y para esto es importante profundizar las políticas que han sido correctas.
Es mejorando la atención de la Línea 144 que se unificó en 2016 para dar una respuesta rápida e integral, y es fortaleciendo la Justicia para que condene con todo el peso de la ley a los violentos.
Es logrando que más mujeres ocupen espacios de decisión como empezó a pasar en el Servicio Penitenciario Bonaerense, en el sistema judicial y en el ámbito electoral.
Es implementando medidas como la Ley Micaela que estableció la capacitación obligatoria en género para todas las personas que trabajan en la función pública.
Y es promoviendo la educación sexual para que las mujeres puedan conocer y decidir sobre su cuerpo.
Es estando unidas, ampliando derechos, y dándoles mejores oportunidades a las que menos tienen para que todas tengamos el mismo punto de partida.
Es escuchando a las mujeres mayores que nos guiaron y nos marcaron el rumbo, y es aprendiendo de ellas.
Es reconociendo a las bonaerenses que hacen el enorme y silencioso trabajo de cuidar a chicos y adultos mayores. Son ellas las que muchas veces permiten que otros salgan a trabajar. Mujeres que pocas veces ven reconocido su trabajo no remunerado pero que siguen dando todo su amor por el otro.
Es apoyando a las jefas de familia que cumplen el triple rol de cuidar del hogar, de criar a sus hijos y de proveer los ingresos de la casa.
Es por ellas y con ellas. Con las mujeres de esta Provincia, con las que ocupan un lugar visible y con las que no, que tenemos el desafío de seguir abriendo caminos para ir juntas por todo lo que aún falta. Lo importante es que empezamos y ya no nos vamos a detener.
La autora es diputada provincial de Juntos por el Cambio.